miércoles, 9 de noviembre de 2016

REFLEXIONES ACERCA DE LA FUNCIÓN DOCENTE

ENSEÑAR NO ES TRANSFERIR CONOCIMIENTO, ES CREAR LA POSIBILIDAD DE PRODUCIRLO
Se suele considerar la educación como una "transmisión" de conocimientos por parte del profesor hacia el alumno, el cuál dotado supuestamente de ningún conocimiento, llega a la escuela, liceo o colegio, cual libro en blanco, dispuesto a que este profesor, supuestamente conocedor de lo necesario, escriba en él, todo lo que se supone que debe saber para su propio desarrollo como ser con un mínimo de cultura. ¿Pero es realmente la educación un sistema transmisor de supuestos conocimientos, o es más bien una creación de aptitudes para adquirirlo?
En Septiembre del año 1921 nace en Recífe, Brasil un hombre que en el ámbito de la educación desarrolló novedosas teorías acerca de los procesos de aprendizaje y de la adquisición de conocimiento, influyo en una nueva mirada a la docencia, la cual debía ser crítica para poder desarrollar en el educando una conciencia de sus propias vivencias y a partir de la misma de la historia. Inició sus estudios de Filosofía en la Universidad de Pernambuco y ejerció como profesor de Historia y Filosofía de la Educación en la Universidad de Recífe. En 1947 inicia su proceso de alfabetización de los campesinos adultos de Brasil, país en el cual existía una alta tasa de analfabetismo; esto y una profunda creencia cristiana, le llevó a pensar la pedagogía como un pensamiento político. Es esta concepción de la pedagogía lo que lleva al pedagogo brasileño a manifestar su pensamiento y sus nuevas ideas sobre educación, y sobre las relaciones que debían existir entre el educador y el educando. Promoviendo la integración de la realidad del educando a la educación misma que este individuo reciba. Esto lleva a Paulo Freire a desarrollar una serie de publicaciones en las cuales se muestra claramente lo que piensa en relación a la educación y aquellas nuevas ideas que propone para hacer de la educación en crecimiento y una retroalimentación.
En uno de sus libros, Pedagogía de la Autonomía, Freire propone esclarecer esta pregunta inicial. Plantea como principal precepto que la educación no es una trasmisión de conocimientos, si no que la creación de posibilidades de producción de este conocimiento. He aquí la importancia de la relación parental del educador y el educando, pues lo que Freire propone es que debe existir un intercambio de saberes, los cuales tengan significancia tanto para el educando, como para el educador, siendo estos saberes las bases en el crecimiento de ambos, tanto como personas y como entes culturales, pues tanto el educador como el educando conocen algo que el otro individuo desconce, por tal motivo el ser humano se encuentra en un crecimiento y aprendizaje constante. Esta creación de posibilidades que es la educación, debe ser planteada al educando como un desafío por parte del educador quien tiene la función de crear un pensamiento y una reflexión crítica en el educando, que tiene como fin despertar en él la curiosidad, la cual debe funcionar como motor de la investigación que el propio educando ejerce sobre si mismo para un desarrollo de la propia cultura y conocimiento. Es por este motivo que el educador debe pensar en una reflexión crítica sobre la práctica que desarrolla al momento de otorgar posibilidades de aprendizaje al educando que bajo su tutela supone un crecimiento en el aprendizaje. Este aprendizaje no consiste tan solo en la "transferencia" de conocimiento, si no que incumbe las vivencias dentro de las aulas, en los patios a la hora de los recreos, en los pasillos y en todo lugar en donde se produzcan interrelaciones entre los profesores y alumnos, y entre los mismos alumnos. He aquí la importancia que Freire le otorga a los gestos de los docentes hacia los estudiantes, pues estos crean visiones e intrigas que hacen que el educando sienta confianza en lo que realiza como tanto escolarmente como socialmente, pues el profesor siempre será considerado un ejemplo a seguir.

 Para que el profesor consiga una docencia crítica, debe pensar, hacer y decir acertadamente, cosa que los alumnos participes de su práctica educativa, den cuenta del valor de la consecuencia del profesor que más allá de inducirlos al conocimiento de ciertas materias escolares, sea una persona que ayude en el crecimiento social del estudiante, pues este profesor, como lo dicho anteriormente, pasa a ser una ejemplo en el desarrollo del alumno, ya sea niño, joven o adulto.
La formación de un joven o adulto en cuanto a la adquisición de conocimiento no puede prescindir de lo ético plantea Freire, pues considera que el hombre consiente de su inacabamiento es un ente responsable, dotado de libertad que con la ética sabe como manjar, haciendo de esta manera que la libertad no desencadene el libertinaje que un hombres sin ética terminaría manejando. Es esta eticidad lo que permite que el hombre pueda decidir, optar, escoger, etc. pues su libertad se desarrolla en la cultura que forma parte de la historicidad. Este inacabamiento es responsable de la curiosidad que el educando demuestra al dudar o preguntar por alguna materia que el educador plantee, es por tanto que el educador no debe jamás cortar las alas al vuelo que pueda estar realizando el educando; la idea de esta educación progresista es que el educando pueda hacerse preguntas referente a lo que desconoce, y no que el educador satisfaga toda necesidad de conocimiento intentando "transmitir" ese conocimiento que se alberga en su cabeza. Es de esta manera como el educando adquiere cierta autonomía en cuanto a la adquisición de conocimiento, pues ese conocimiento no está limitado, puede ir más allá en la medida que el educando se plantee preguntas y desarrolle dudas. Esta autonomía debe ser respetada por el educador y no aplastada por el conocimiento que este pueda tener, es más el educador debe motivar al educando a plantearse dudas y a hacerse preguntas, como una manera de ayudar en el desarrollo de esta autonomía y de esa libertad que goza el educando.

El educador debe poseer ciertas características que lo hagan definirse como tal, según el progresismo que establece Freire:
El buen juicio del educador es el principal método para medir la práctica crítica del mismo, pues este juicio hace evidente los comportamientos de los educandos a los cuales el educador debe prestar atención y a aquellas cosas implícitas dentro del desarrollo de la práctica del propio educador. El buen juicio determina el buen comportamiento y el buen trato que pueda presentarse en el educador, y mide así mismo el desempeño de estas características en el educando. Es por ese motivo por el cual el docente debe presentarse siempre como un ejemplo de "virtud" ante los estudiantes, pues son ellos quienes medirán el grado de buen juicio del docente; y para que el docente pueda desempeñarse en toda su amplitud, el ambiente en el que este se desenvuelva debe estar apto, pues si no es así es una falta de respeto tanto para el propio docente como para el estudiante, pues el desempeño y cumplimiento de la labor del docente no será realizada a su máxima expresión.
El docente a pesar de mantener una relación uniforme con el educando de la cual ambos aprendan cosas que desconocen, no debe considerarse en las mismas condiciones que el educando, pues el educador es la referencia, el auxiliador en muchos casos, es quien "guía", por decirlo de alguna manera, el aprendizaje del educando, pues es al educador a quien el educando plantea sus dudas inicialmente, y es en manos del educador que está la responsabilidad de estimular la duda y la curiosidad del educando, o la ruptura de una idea inacabada mal planteada del mismo; es por tal motivo que el educador no puede considerarse en las mismas condiciones que el educando. Así mismo como el educador es el "guía", no debe esconder su postura política ni lo que sienta o piense, pues la idea es que los conocimientos, ya sean del propio educador como del educando, sean capaces de convivir y relacionarse, y que estos mismos creen conocimientos.
El educador a la hora de educar debe ser alegre y esperanzador, características fundamentales del ser humano las cuales le permiten al educando desarrollarse en ejercicio a la motivación del educador. La esperanza en primer lugar, es parte fundamental del desarrollo y la automotivación de uno mismo, es esta la que nos ayuda a dejar de lado la conciencia de nuestro inacabamiento, que es poco a poco llenado por la esperanza de ser mejor día a día. La alegría en el ser humano es el motor que mueve al ser humano en general y por ende al sujeto en proceso de educación. Es el automotivamiento propio de quien quiere emerger de las profundidades de la ignorancia. La desesperanza no es por tanto un estado natural del hombre, es más bien una consecuencia de algún suceso. De esta manera se entiende que el ser humano pueda sentirse motivado a aprender, inclusive estando solo y vacío. Pero esta alegría y esperanza no deben estar presentes únicamente en el educando, deben estarlo también en el educador, quien debe poseer la esperanza de un cambio en el educando, tiene que sentir la esperanza de que el educando saldrá de esa ignorancia, y debe manifestar alegría al momento de compartir conocimientos con sus educandos, pues esta alegría se transmite y motiva al educando a aprender con alegría en compañía de su educador.
El educador al momento de encontrarse con realidades tan diversas como una población, debe saber ponerse en el lugar del contexto y hacer de el, su propia realidad. Este ponerse en lugar del contexto ejerce necesariamente en el educador la necesidad de no ser neutral, pues quien vive en el mundo y con el mundo, no puede mostrarse neutral, necesita ser 'partidario' de alguna decisión. Es esta convicción la que debe moverlo a realizar labores y a pensar en un posible cambio.
Para un mejor desarrollo del propio educando, el educador debe facilitar al educando el desarrollo de la propia curiosidad, la cual de la mano con la esperanza y la alegría, movilizan al educando a querer realizar un cambio en si mismo, lo 'empujan' al camino del conocimiento y del autoconocimiento. Por parte del educador, este debe hacer de la curiosidad del alumno su arma fundamental, logrando que esta haga en el educando lo necesario para que él mismo pueda aprender inclusive en ausencia del educador.
Aquel educador represor de la curiosidad natural de cualquier educando, es aquel quien no desea un total desarrollo de su alumno, y pretende a fin de cuentas hacer del educando una máquina dotada de nada más que conocimiento, y vacía en capacidad de autodeterminación, es así como la desesperanza tomaría parte en el desarrollo del educando, haciendo de este un ser sin ánimos de nada.
Para no caer en la tentativa de hacer del educando, un sujeto sin alegría y desesperanzado, el docente debe tener seguridad en aquello que enseña, debe tener compromiso con su labor y generosidad a la hora de entregar ese conocimiento y esa labor a todo aquel que lo necesite. La seguridad se muestra indispensable, pues es ella la que mueve tanto el motor del propio educador, como la del educando quien ve a educador como una piedra angular, un ejemplo a seguir. El compromiso y la generosidad van de la mano con el buen desempeño del educador como tal, pues este debe ser capaz de hacerse de la motivación y de las ganas de establecer con el educando una relación casi parental en la que se 'intercambien' conocimientos, de esta manera al educando se le hace más fácil llegar al conocimiento que el educador pueda tener, pues se desarrolla en él la capacidad de ir acogiendo el conocimiento e ir internalizándolo.
Todas estas características presentes en el educador, son señal de la creencia de este, en que la educación es la 'palanca de cambio' del mundo, el motor que hace andar nuevas mentalidades, nuevas formas y realizaciones de vida. Es por tal motivo que la educación debe ser crítica, formuladora de conciencia social e histórica, pues esa conciencia crítica es la formulación misma del cambio.
Es indispensable además la existencia de libertad en la formación del educando, lo cual no significa que este pueda realizar aquello que le dé la gana, si no que sea capaz de convivir en libertad son pasar a llevar al compañero de al lado. No debe caer por ningún motivo en el libertinaje poseedor del descontrol, si no que en la medida justa, en la cual la libertad propia y la de los demás se conjuguen de tal manera que sea 'justo' para todos aquellos que estén formalizando su desarrollo como personas.
Esta libertad, debe ser aplicada en la toma de decisiones de forma consciente, pues necesariamente en esta toma de decisiones debe existir la certeza de que no se pase a llevar la libertad de ninguno de los educandos, y mucho menos de la del educador. Pues es de vital importancia que la imagen de educador no se vea desmerecida al lado de los educandos. Esta toma de decisiones también tiene que ver con la ideología del educador, pues esta es la que muestra o encubre determinados sucesos, los explica y aplica desde un punto de vista político-social.
El educador al momento de comenzar a relacionarse con sus educandos, debe hacerse el hábito de escuchar a sus educandos, pues ellos suelen estar llenos de dudas y buscan respuestas de forma inmediata. El escucharlos también ayuda a la toma de decisiones más adecuada para el desarrollo de la comunidad estudiantil. El escuchar sirve también para saber y conocer más del educando, de sus capacidades, miedos, motivaciones, proyectos, etc. con lo cual se formula una relación mucho más personal entre el educando y el educador.

De esta manera se logra formar un profesor ideal desde el punto de vista de Paulo Freire, que exige alegría en el enseñar y convicción en el defender su crítica político-social, y por ende su propia manera de ver el mundo. Debe ser comprensivo y cercano a sus educandos, quienes le podrán entregar libremente un cariño son igual y le demostraran al docente las capacidades que posee cada uno. El Dialogo se torna fundamental a la hora de conocer y captar las capacidades y debilidades de cada educando, pues a través de él, el educando se sentirá más proclive al cambio y la variación de visión de mundo que poseía antes de encontrarse con este educador poseedor, de alegría, convicción, libertad, comprensión y compromiso, que le abrirá las puertas a un nuevo mañana, a una nueva realidad, más crítica, la cual le permitirá al educando poder ser agente de cambio, cuando esté listo para realizarlo.
compartiendo conocimientos de la autoría: Juan Peña Vasquez; Javiera Rojas Briceño y - Mauro Véliz Muñoz.
Estudiantes de la Promoción:"Jóvenes hacia un futuro mejor" 2011-2016
I.E.Nº11257-Papayo-Desaguadero. Distrito de Pítipo

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