Este próximo 8 de
octubre de 2013 los peruanos recordamos los 134 años de su partida gloriosa hacia la inmortalidad
del Peruano del milenio Don Miguel Grau
Seminario, héroe que nos ha legado su ejemplo de patriotismo, generosidad y
valentía, que los peruanos de hoy no debemos olvidar; y una forma de recordarlo
es cumpliendo con nuestros deberes con diligencia, ética y limpidez, en aras de
forjar el cambio para el Perú que todos los ciudadanos de ayer, hoy y siempre
deseamos.
Don Miguel Grau Seminario, símbolo del
sacrificio, el caballero de los mares, el glorioso almirante del Huáscar, nació
en la ciudad de Piura el 27 de julio de 1834.
Nació a orillas
del mar; que fue el ansia de su vida y cuyas olas sollozaron también sobre su
tumba.
Grau era un niño
tranquilo y silencioso; quien sabe taciturno. A los 9 años se inicia en la vida
de marino, como grumete en el buque mercante "Tescua", Durante diez
años viajó por diferentes partes del mundo en barcos distintos.
El 14 de mayo de
1854, como guardia marina inicia su carrera en la Armada Nacional, desempeñando
diversos cargos hasta ocupar el comando del "Huáscar".
Se casó el 12 de
abril de 1867 con la dama limeña Dolores Cabero Núñez, con quien tuvo diez
hijos. Vivió en la calle Lezcano 172, cuyo inmueble completamente restaurado se
conoce como la Casa Grau. Fue elegido Diputado por Paita, dejando
momentáneamente el comando del Huáscar el 5 de junio de 1876.
MIGUEL GRAU AL MANDO DEL MONITOR HUASCAR
Inició su campaña
en mayo de 1879 y en su primer combate hundió la corbeta chilena
Esmeralda, salvando luego a los náufragos, lo que hizo que uno de ellos al
llegar a la cubierta del Huáscar gritara agradecido "Viva el Perú
generoso". El Huáscar realizó en los meses siguientes una serie de
acciones sorprendentes frente a una escuadra tan poderosa como la chilena.
Apresó transportes enemigos, requisó carbón de puertos chilenos y despistó
constantemente a los buques chilenos que recorrían la costa en su busca. El
congreso ascendió a Grau al grado de Contralmirante el 26 de agosto de 1879.
El primero de
octubre de 1879 el Huáscar salió del puerto de Iquique, donde el transporte
Rímac había desembarcado tropas bajo su protección, en lo que fue su último
zarpe. Apresó una goleta al sur de Huasco y estaba en la costa de Coquimbo,
territorio chileno, el día cinco. La marina chilena había cambiado mandos y
ordenado su flota en dos divisiones para cazar al ya célebre monitor. Su plan
tuvo éxito 8 de octubre de 1879 cuando descubrieron al Huáscar en alta mar,
frente a Punta Angamos, acompañado de la Unión, en viaje hacia el norte.
La flota chilena,
compuesta por seis barcos todos ellos superiores al Huáscar en blindaje y
potencia de fuego, formaron un círculo para batirse con el buque insignia de la
marina peruana. Grau ordenó a la Unión retirarse para distraer la flota
enemiga, lo que se logró en parte porque dos corbetas chilenas salieron en su
persecución. La Unión fue más rápida y consiguió escapar; el Huáscar en cambio
fue encarado por el Cochrane, que con sus poderosos cañones logró perforar el
blindaje del casco y la torre de mando.
El comandante
Grau murió despedazado. El mando pasó a Elías Aguirre, que también murió.
Correspondió el turno al teniente primero Melitón Rodríguez. Caído también él,
tocó el mando al teniente Pedro Garezón, quien conversó brevemente con tres
oficiales que quedaban vivos y ordenó hundir la nave porque ya se encontraba
inmovilizada. Los maquinistas abrieron las válvulas, pero desperfectos de la
maquinaria paralizaron la inmersión, dando tiempo a que llegaran los buques
enemigos, abordaran el monitor y detuvieran su hundimiento.
Miguel Grau pasó
a la inmortalidad como un marino estratega y valiente pero generoso, que
cumplió con sus proféticas palabras: "si el Huáscar no regresa triunfante
al Callao tampoco yo regresaré".
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