ENSEÑAR
NO ES TRANSFERIR CONOCIMIENTO, ES CREAR LA POSIBILIDAD DE PRODUCIRLO
Se
suele considerar la educación como una "transmisión" de conocimientos
por parte del profesor hacia el alumno, el cuál dotado supuestamente de ningún
conocimiento, llega a la escuela, liceo o colegio, cual libro en blanco,
dispuesto a que este profesor, supuestamente conocedor de lo necesario, escriba
en él, todo lo que se supone que debe saber para su propio desarrollo como ser
con un mínimo de cultura. ¿Pero es realmente la educación un sistema transmisor
de supuestos conocimientos, o es más bien una creación de aptitudes para
adquirirlo?
En
Septiembre del año 1921 nace en Recífe, Brasil un hombre que en el ámbito de la
educación desarrolló novedosas teorías acerca de los procesos de aprendizaje y de
la adquisición de conocimiento, influyo en una nueva mirada a la docencia, la
cual debía ser crítica para poder desarrollar en el educando una conciencia de
sus propias vivencias y a partir de la misma de la historia. Inició sus
estudios de Filosofía en la Universidad de Pernambuco y ejerció como profesor
de Historia y Filosofía de la Educación en la Universidad de Recífe. En 1947
inicia su proceso de alfabetización de los campesinos adultos de Brasil, país
en el cual existía una alta tasa de analfabetismo; esto y una profunda creencia
cristiana, le llevó a pensar la pedagogía como un pensamiento político. Es esta
concepción de la pedagogía lo que lleva al pedagogo brasileño a manifestar su
pensamiento y sus nuevas ideas sobre educación, y sobre las relaciones que
debían existir entre el educador y el educando. Promoviendo la integración de
la realidad del educando a la educación misma que este individuo reciba. Esto
lleva a Paulo Freire a desarrollar una serie de publicaciones en las cuales se
muestra claramente lo que piensa en relación a la educación y aquellas nuevas
ideas que propone para hacer de la educación en crecimiento y una
retroalimentación.
En
uno de sus libros, Pedagogía de la Autonomía, Freire propone esclarecer esta
pregunta inicial. Plantea como principal precepto que la educación no es una
trasmisión de conocimientos, si no que la creación de posibilidades de
producción de este conocimiento. He aquí la importancia de la relación parental
del educador y el educando, pues lo que Freire propone es que debe existir un
intercambio de saberes, los cuales tengan significancia tanto para el educando,
como para el educador, siendo estos
saberes las bases en el crecimiento de ambos, tanto como personas y como entes
culturales, pues tanto el educador como el educando conocen algo que el otro
individuo desconce, por tal motivo el ser humano se encuentra en un crecimiento
y aprendizaje constante. Esta creación de posibilidades que es la
educación, debe ser planteada al educando como un desafío por parte del
educador quien tiene la función de crear un pensamiento y una reflexión crítica
en el educando, que tiene como fin despertar en él la curiosidad, la cual debe
funcionar como motor de la investigación que el propio educando ejerce sobre si
mismo para un desarrollo de la propia cultura y conocimiento. Es por este motivo que el educador debe
pensar en una reflexión crítica sobre la práctica que desarrolla al momento de
otorgar posibilidades de aprendizaje al educando que bajo su tutela supone un
crecimiento en el aprendizaje. Este aprendizaje no consiste tan solo en
la "transferencia" de conocimiento, si no que incumbe las vivencias
dentro de las aulas, en los patios a la hora de los recreos, en los pasillos y
en todo lugar en donde se produzcan interrelaciones entre los profesores y
alumnos, y entre los mismos alumnos. He aquí la importancia que Freire le
otorga a los gestos de los docentes hacia los estudiantes, pues estos crean
visiones e intrigas que hacen que el educando sienta confianza en lo que
realiza como tanto escolarmente como socialmente, pues el profesor siempre será considerado un ejemplo a seguir.
Para
que el profesor consiga una docencia crítica, debe pensar, hacer y decir
acertadamente, cosa que los alumnos participes de su práctica educativa, den
cuenta del valor de la consecuencia del profesor que más allá de inducirlos al
conocimiento de ciertas materias escolares, sea una persona que ayude en el
crecimiento social del estudiante, pues este profesor, como lo dicho
anteriormente, pasa a ser una ejemplo en el desarrollo del alumno, ya sea niño,
joven o adulto.
La
formación de un joven o adulto en cuanto a la adquisición de conocimiento no
puede prescindir de lo ético plantea Freire, pues considera que el hombre
consiente de su inacabamiento es un ente responsable, dotado de libertad que
con la ética sabe como manjar, haciendo de esta manera que la libertad no
desencadene el libertinaje que un hombres sin ética terminaría manejando. Es
esta eticidad lo que permite que el hombre pueda decidir, optar, escoger, etc.
pues su libertad se desarrolla en la cultura que forma parte de la
historicidad. Este inacabamiento es responsable de la curiosidad que el
educando demuestra al dudar o preguntar por alguna materia que el educador
plantee, es por tanto que el educador no debe jamás cortar las alas al vuelo
que pueda estar realizando el educando; la idea de esta educación progresista
es que el educando pueda hacerse preguntas referente a lo que desconoce, y no
que el educador satisfaga toda necesidad de conocimiento intentando
"transmitir" ese conocimiento que se alberga en su cabeza. Es de esta
manera como el educando adquiere cierta autonomía en cuanto a la adquisición de
conocimiento, pues ese conocimiento no está limitado, puede ir más allá en la
medida que el educando se plantee preguntas y desarrolle dudas. Esta autonomía
debe ser respetada por el educador y no aplastada por el conocimiento que este
pueda tener, es más el educador debe motivar al educando a plantearse dudas y a
hacerse preguntas, como una manera de ayudar en el desarrollo de esta autonomía
y de esa libertad que goza el educando.
El
educador debe poseer ciertas características que lo hagan definirse como tal,
según el progresismo que establece Freire:
El
buen juicio del educador es el principal método para medir la práctica crítica
del mismo, pues este juicio hace evidente los comportamientos de los educandos
a los cuales el educador debe prestar atención y a aquellas cosas implícitas
dentro del desarrollo de la práctica del propio educador. El buen juicio determina el buen comportamiento y el buen trato que
pueda presentarse en el educador, y mide así mismo el desempeño de estas
características en el educando. Es por ese motivo por el cual el
docente debe presentarse siempre como un ejemplo de "virtud" ante los
estudiantes, pues son ellos quienes medirán el grado de buen juicio del
docente; y para que el docente pueda desempeñarse en toda su amplitud, el ambiente
en el que este se desenvuelva debe estar apto, pues si no es así es una falta
de respeto tanto para el propio docente como para el estudiante, pues el
desempeño y cumplimiento de la labor del docente no será realizada a su máxima
expresión.
El
docente a pesar de mantener una relación uniforme con el educando de la cual
ambos aprendan cosas que desconocen, no debe considerarse en las mismas
condiciones que el educando, pues el educador es la referencia, el auxiliador
en muchos casos, es quien "guía", por decirlo de alguna manera, el
aprendizaje del educando, pues es al educador a quien el educando plantea sus
dudas inicialmente, y es en manos del educador que está la responsabilidad de
estimular la duda y la curiosidad del educando, o la ruptura de una idea inacabada
mal planteada del mismo; es por tal motivo que el educador no puede
considerarse en las mismas condiciones que el educando. Así mismo como el
educador es el "guía", no debe esconder su postura política ni lo que
sienta o piense, pues la idea es que los conocimientos, ya sean del propio
educador como del educando, sean capaces de convivir y relacionarse, y que
estos mismos creen conocimientos.
El
educador a la hora de educar debe ser alegre y esperanzador, características
fundamentales del ser humano las cuales le permiten al educando desarrollarse
en ejercicio a la motivación del educador. La esperanza en primer lugar, es
parte fundamental del desarrollo y la automotivación de uno mismo, es esta la
que nos ayuda a dejar de lado la conciencia de nuestro inacabamiento, que es
poco a poco llenado por la esperanza de ser mejor día a día. La alegría en el
ser humano es el motor que mueve al ser humano en general y por ende al sujeto
en proceso de educación. Es el automotivamiento propio de quien quiere emerger
de las profundidades de la ignorancia. La desesperanza no es por tanto un
estado natural del hombre, es más bien una consecuencia de algún suceso. De
esta manera se entiende que el ser humano pueda sentirse motivado a aprender,
inclusive estando solo y vacío. Pero esta alegría y esperanza no deben estar
presentes únicamente en el educando, deben estarlo también en el educador,
quien debe poseer la esperanza de un cambio en el educando, tiene que sentir la
esperanza de que el educando saldrá de esa ignorancia, y debe manifestar
alegría al momento de compartir conocimientos con sus educandos, pues esta
alegría se transmite y motiva al educando a aprender con alegría en compañía de
su educador.
El
educador al momento de encontrarse con realidades tan diversas como una
población, debe saber ponerse en el lugar del contexto y hacer de el, su propia
realidad. Este ponerse en lugar del contexto ejerce necesariamente en el
educador la necesidad de no ser neutral, pues quien vive en el mundo y con el
mundo, no puede mostrarse neutral, necesita ser 'partidario' de alguna
decisión. Es esta convicción la que debe moverlo a realizar labores y a pensar
en un posible cambio.
Para
un mejor desarrollo del propio educando, el educador debe facilitar al educando
el desarrollo de la propia curiosidad, la cual de la mano con la esperanza y la
alegría, movilizan al educando a querer realizar un cambio en si mismo, lo
'empujan' al camino del conocimiento y del autoconocimiento. Por parte del
educador, este debe hacer de la curiosidad del alumno su arma fundamental,
logrando que esta haga en el educando lo necesario para que él mismo pueda
aprender inclusive en ausencia del educador.
Aquel
educador represor de la curiosidad natural de cualquier educando, es aquel
quien no desea un total desarrollo de su alumno, y pretende a fin de cuentas
hacer del educando una máquina dotada de nada más que conocimiento, y vacía en
capacidad de autodeterminación, es así como la desesperanza tomaría parte en el
desarrollo del educando, haciendo de este un ser sin ánimos de nada.
Para
no caer en la tentativa de hacer del educando, un sujeto sin alegría y desesperanzado,
el docente debe tener seguridad en aquello que enseña, debe tener compromiso
con su labor y generosidad a la hora de entregar ese conocimiento y esa labor a
todo aquel que lo necesite. La seguridad se muestra indispensable, pues es ella
la que mueve tanto el motor del propio educador, como la del educando quien ve
a educador como una piedra angular, un ejemplo a seguir. El compromiso y la
generosidad van de la mano con el buen desempeño del educador como tal, pues
este debe ser capaz de hacerse de la motivación y de las ganas de establecer
con el educando una relación casi parental en la que se 'intercambien'
conocimientos, de esta manera al educando se le hace más fácil llegar al
conocimiento que el educador pueda tener, pues se desarrolla en él la capacidad
de ir acogiendo el conocimiento e ir internalizándolo.
Todas
estas características presentes en el educador, son señal de la creencia de
este, en que la educación es la 'palanca de cambio' del mundo, el motor que
hace andar nuevas mentalidades, nuevas formas y realizaciones de vida. Es por
tal motivo que la educación debe ser crítica, formuladora de conciencia social
e histórica, pues esa conciencia crítica es la formulación misma del cambio.
Es
indispensable además la existencia de libertad en la formación del educando, lo
cual no significa que este pueda realizar aquello que le dé la gana, si no que
sea capaz de convivir en libertad son pasar a llevar al compañero de al lado.
No debe caer por ningún motivo en el libertinaje poseedor del descontrol, si no
que en la medida justa, en la cual la libertad propia y la de los demás se
conjuguen de tal manera que sea 'justo' para todos aquellos que estén
formalizando su desarrollo como personas.
Esta
libertad, debe ser aplicada en la toma de decisiones de forma consciente, pues
necesariamente en esta toma de decisiones debe existir la certeza de que no se
pase a llevar la libertad de ninguno de los educandos, y mucho menos de la del
educador. Pues es de vital importancia que la imagen de educador no se vea
desmerecida al lado de los educandos. Esta toma de decisiones también tiene que
ver con la ideología del educador, pues esta es la que muestra o encubre
determinados sucesos, los explica y aplica desde un punto de vista
político-social.
El
educador al momento de comenzar a relacionarse con sus educandos, debe hacerse
el hábito de escuchar a sus educandos, pues ellos suelen estar llenos de dudas
y buscan respuestas de forma inmediata. El escucharlos también ayuda a la toma
de decisiones más adecuada para el desarrollo de la comunidad estudiantil. El
escuchar sirve también para saber y conocer más del educando, de sus
capacidades, miedos, motivaciones, proyectos, etc. con lo cual se formula una
relación mucho más personal entre el educando y el educador.
De
esta manera se logra formar un profesor ideal desde el punto de vista de Paulo
Freire, que exige alegría en el enseñar y convicción en el defender su crítica
político-social, y por ende su propia manera de ver el mundo. Debe ser
comprensivo y cercano a sus educandos, quienes le podrán entregar libremente un
cariño son igual y le demostraran al docente las capacidades que posee cada
uno. El Dialogo se torna fundamental a la hora de conocer y captar las
capacidades y debilidades de cada educando, pues a través de él, el educando se
sentirá más proclive al cambio y la variación de visión de mundo que poseía
antes de encontrarse con este educador poseedor, de alegría, convicción,
libertad, comprensión y compromiso, que le abrirá las puertas a un nuevo
mañana, a una nueva realidad, más crítica, la cual le permitirá al educando
poder ser agente de cambio, cuando esté listo para realizarlo.
compartiendo conocimientos de la autoría: Juan Peña Vasquez; Javiera Rojas Briceño y - Mauro Véliz Muñoz.
compartiendo conocimientos de la autoría: Juan Peña Vasquez; Javiera Rojas Briceño y - Mauro Véliz Muñoz.
Estudiantes de la Promoción:"Jóvenes hacia un futuro mejor" 2011-2016 I.E.Nº11257-Papayo-Desaguadero. Distrito de Pítipo |